Las uvas se cosecharon en marzo, de distintos cuadros del viñedo, algunos sobre suelo pedregoso a 120 metros sobre el nivel del mar, y otros en las laderas bajas del Cerro del Toro, donde el suelo es de textura franco arcilloso, con presencia gravilla. Los clones de las plantas son 717 y 474.

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Una vez ingresada la fruta a bodega, los racimos fueron despalillados y se sometió el mosto a una maceración preferementativa en frío durante 24 horas. Se activó la fermentación alcohólica en depósitos de cemento con levaduras seleccionadas y al cabo de 12 días se prensó el orujo.

 

Durante la maceración (a 24°C) se realizaron dos remontajes y un pisoneo diario. La mitad del vino fue enviado a barricas de roble francés, donde se llevó adelante la fermentación maloláctica, y completó una crianza de 12 meses. Al cabo de ese año se realizó la mezcla de vino criado en cemento y roble.

 

Fue envasado en junio de 2022, con estabilización natural y filtrado suave para preservar todas su potencialidad, por lo que puede encontrarse sedimentos naturales en la botella.